jueves, 14 de marzo de 2013

TEORÍAS FUNDAMENTALES DE LA ECONOMÍA DEL BIENESTAR

TEORÍAS FUNDAMENTALES DE LA ECONOMÍA DEL BIENESTAR



Los economistas probaron dos teoremas destacables del bienestar:

 

1 Todo equilibrio general competitivo es óptimo en el sentido de Pareto.

2 Todo óptimo de Pareto puede obtenerse como un equilibrio general competitivo dada una distribución de dotaciones iniciales sobre los agentes económicos.

 

Un “equilibrio general competitivo” es, a grandes rasgos, un estado económico en el que las leyes de la teoría del equilibrio son ciertas, y en el que no hay fallas de mercado debidas a incertidumbre, monopolios o externalidades. La falta de detalle aquí yace solamente en mi descripción abreviada, no en los teoremas. El primer teorema puede ser llamado “el teorema de la mano invisible” por la famosa afirmación de Adam Smith de que persiguiendo el interés individual en un mercado competitivo, uno automáticamente termina actuando a favor del interés colectivo (1776, libro IV, capítulo 2, p. 423). Puede empleárselo para proveer una justificación teórica para una política de

laissez-faire o dejar tranquilo al mercado, pero esto sería un malentendido, ya que los supuestos que son suficientes para deducir la existencia de equilibrio general eficiente en el sentido de Pareto no se satisfacen en las economías reales. Inclusive, la intervención en mercados semi-competitivos puede algunas veces producir mejoras paretianas (Lipsey y Lancaster 1956-7). Mucho de la Economía del Bienestar está dedicada al estudio de las “fallas de mercado” y de formas de superarlas. Aún si el mercado proveyera efectivamente un resultado Pareto-eficiente, éste podría muy bien ser injusto. Es aquí (y también en relación al posible papel de los mercados en el planeamiento socialista) que el segundo teorema es también importante, ya que afirma que todo resultado Pareto-óptimo (incluyendo aquellos más igualitarios) puede conseguirse como un equilibrio competitivo. Esto implica que las preocupaciones por la justicia, no necesariamente requieren intervención con las transacciones de mercado. Es suficiente con modificar la distribución de las dotaciones iniciales, por ejemplo, a través de los impuestos y la educación. Los economistas del bienestar pueden luego concentrarse en cuestiones de imperfección del mercado y problemas de implementación.
 

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